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- SAL Y AZÚCAR -

DULZURA

DULZURA

Tengo ganas de algo dulce. Pero una mano me retiene. Y sé que, mientras una mano cometerá el pecado, otra llegará para cercenarla y decir que no, que no debo de realizar tal acto.

Mi estómago me pide Nutella, crema pastelera, algodón de azúcar y almendras garrapiñadas, para satisfacer mis ganas de liberar enforfinas, las hormonas de la felicidad. No es suficiente pedirse un Domingo por la tarde (en buena compañía y en el lugar adecuado) un chocolate blanco a la taza y sumergir un par de bizcochos de soletilla. Como que saben a poco...

Pienso en más momentos de dulzura, en pausas que debería de concederme pero que no debería de hacer. Yo misma me impongo el cilicio de la esclavitud y del trabajo, pero sé que todo ello tendrá una recompensa favorable. Para luego encontrarse en el ascensor de casa pedorros y en un puesto de trabajo que no te pertenece, pedorras. Y te entran ganas de estrangularles a ambos dos y estrellarlos contra la luna. Del cristal, quiero decir. Aunque mandarlos al astro no estaría mal tampoco para perderlos de vista.

Mi pelo pedía un cambio de look, mi cuerpo unas vacaciones. Y así ha sido. Cambio no excesivo pero necesario para acabar con los daños; y el cuerpo me dirá que este fin de semana que viene tomaré un avión destino Europa, con compañía igualmente agradable que la del chocolate.

Despegaré, cual cohete, hacia las nubes, para posteriormente aterrizar y volver a la cruda realidad.

Mientras pienso en algo muy, muy dulce... :)

 

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