Blogia
- SAL Y AZÚCAR -

EL BIEN Y EL MAL

EL BIEN Y EL MAL

Hoy hace un año atraversé la línea divisoria del bien y del mal. De una forma definitiva, vaya. Llevaba ya tiempo haciéndolo, de forma anónima, pero esta vez me pillaron. Y me recluyeron en una celda donde el silencio, el abandono y el odio eran el padrenuestro de cada día. Pero yo no quería perdonar a los que me ofendieron, ni interceder por sus almas. En mi corazón había tristeza, frustración, desengaño. Y hacía meses que alguien se lo olía, y algo que parecía común y tan bello, rápidamente pasa a ser tu peor enemigo. Y ello es una pena.

Renunciar a algo tan bello como lo que ofrece la persona que lo crea es muy duro. Bastante, y más aún hacer ese voto de castidad. Yo nunca me impuse ese cilicio, ya que cuantas más contracciones sentía, más placer había en mi seno. Y paulatinamente me alejé de la frontera. Es hoy el día en el que de vez en cuando miro por la mirilla y me aseguro antes de lanzar mis armas arrojadizas, que también pueden hacer mucho daño.

Ese bien, ese mal... me enseñó a discernir entre lo que es y lo que no es, algo fatuo y algo sin sentido; como un juguete roto que nunca merece ser desempolvado para poder restaurarse. Dejé que éste muriese en el olvido en su desván, en lo más recóndito de mi ser; para posteriormente volvera verlo aún más ajado. Las cosas en la otra parte eran raras, eran diferentes, y aunque yo no fui acogida como tal, había algo que se me atrancaba. Y fue algo así como una aparición, como un rayo de luz en la desesperación. Fuiste tú, sí tú, quien decidiste de alegrar mis días. Tú naufragaste en las mismas arenas movedizas que yo, pero las circunstancias fueron diferentes. Fuimos carne y aliento, fuimos aire y fuego, agua de mar que nunca se absorbió. Y fuiste mío.

Ahora, ese cofre que quedó enterrado entre esas arenas, se recupera poco a poco. Como en el caso del juguete roto, mejor que nunca se vuelva a abrir su tapa. Porque podría suceder algo muy grave para los dos. Yo te lo pido desde muy dentro. Muy dentro.

Crucemos una vez más esa línea divisoria. Sí. 

0 comentarios