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- SAL Y AZÚCAR -

LECHE VAPORIZADA Y OTROS ELEMENTOS

LECHE VAPORIZADA Y OTROS ELEMENTOS

No me gusta la leche vaporizada. En un café que se promete rico, delicioso y oloroso. Y que te lo pifia en los segundos que tardan en batuquear la leche y servírtela de dicha guisa en la taza. Y luego no consigas revolverlo. Para que luego Pedrisco se compre en Italia un chisme para hacer burbujas, bastan sólo dos agitados y una aireación para terminar jodiendo una bebida que vino de lejos y que es capaz de levantar el ánimo a cualquiera. Salvo a Mery, que lo odia y quien prefiere el té para empezar su día.

Otros elementos, personas o cosas, que desaparecen y aparecen. Como por arte de magia y que al mínimo toque de varita salen por ensalmo, que tocan que rozan que rién y que no son lo que parecen. Vídeos en mi cabeza, enchufes, zapatos, canciones y movimientos miméticos que se graban en mi cabeza para posteriormente reproducirse y hacer todos los hijos que les venga en gana. Personas que van a otros países, que se pasean por el viejo continente como Pedro por su casa, y una ciudad, amorosa o no, se vislumbra a lo lejos. Y mientras todo ésto ocurre, en la isla del amor y el olor a limón detienen a alguien peligroso. Pequeñito pero matón.

Desde la isla que huele a arroz y a limón, a sexo sano y a cítricos, llegan noticias agradables, tergiversaciones y ánimos encendidos, que no se sabe qué encerrarán. A qué cartas se jugará, a qué dados decidirás mover para poder ganar la partida. Y en la otra parte del globo terráqueo te dicen cosas falsas y mentiras. Es el olor a algo fatuo y que se fragua en el ambiente, no quieres verlo, no quieres oírlo.

Pero siempre me quedará el olor. Ése de leche vaporizada que lo jode todo. Enfadado

En la foto: Las manos de Duby batuqueando su café. Por supuesto, con leche vaporizada.

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