Blogia
- SAL Y AZÚCAR -

¡Y QUÉ!

¡Y QUÉ!

Me estoy zampando una chocolatina. De caramelo y galleta. No voy a decir de qué marca es, sería absurdo hacer propaganda. Soy una de tantas mujeres (o todas) que es capaz de hacer dos cosas a la vez (pobres hombrecitos): En este caso teclear y comerme este manjar. Mmmhmhmhmhm, gnammmmm gnammmm crucccchhh crsssssh.

Me encantan las cosas dulces, así me dan energía para los restos: Panes de leche con nutella, (y no nocilla, es muy cutre y no se extiende nada) donuts, galletas... ¡que me pongo mala de solo pensarlo! Ayyyy.

Mientras, puedo ver los muslos que crecen y ver que mi silueta violín ya parece guitarra. O violoncello, mejor. En vez de expandirme a lo alto, lo hago a lo ancho. La edad de crecer ya pasó. Ahora soy adulta y hago lo que me da la gana: Como lo que quiero, hago lo que me sale de los ovarios, voy y vengo sin importarme el sentido, la cuestión es ir adelante. Oh Dios... me estoy poniendo muy filosófica. Vaya horas. Estudiar me sienta muuuuy mal. ¿Porqué no pensar y concentrarme en la chocolatina que se está acabando por momentos? O en esas tan ricas de otra marca que no pienso nombrar tampoco, cuadraditas, tan monas ellas... con sabores infinitos y que comía en Florencia por millares. Y soñaba con echarlas al cazo hechas trozos -¿o trizas?- para que se derritiesen y encontrarme los tropezones mientras lo removía todo en mi taza amarilla y...

¡Aggggghh!  ¡La chocolatina se ha terminado! Sniffff. A ver... tiro el papel a la basura, me limpio con la mano y a esperar que los muslos engorden.

¡Y qué!

0 comentarios