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- SAL Y AZÚCAR -

A REY MUERTO, REY PUESTO

A REY MUERTO, REY PUESTO

Pues sí. Hoy me he comprado unas deportivas doradas y marrones. Son chulísimas. Por sólo 12 -doce- euros y de temporada. Es que sentía verdadera necesidad de venganza, da colmar ese vacío existencial que tenía desde que las doradas totales se rompieron la pasada primavera. Y es que eran ideales de la muerte... Llorando cómodas, blanditas, se ataban de maravilla... me duraron unos cuatro meses... pateé incluso Italia con ellas; ya que fue el calzado que llevé cuando fui a ver a Baglioni, paseé por los canales de Venecia con ellas, respiré aire impuro por las calles de Milán y en la segunda ciudad del amor -Verona, lo digo por ser la ciudad de Romeo y Julieta- me hicieron muchísima compañía por las susodichas calles medievales, mientras mis amigos Shankara y Laratus se quedaban extasiados por lo que veían delante de sus ojos. ¡Ah! Y también me las puse cuando vino a Madrid mi querida Misia.

Pero poco a poco la suela se fue despegando... y las llevaba al Rapidito, para que las reparasen... así unas tres veces, hasta que se hirieron de muerte... un Jueves Santo, como Nuestro Señor, después de que mi amigo Doardo se despidiese de ellas por última vez... tuve la oportunidad de hacerlas una foto mientras agonizaban... porque nada más llegar a casa, encontraron su sitio en el cubo de la basura.

Adiós zapatillas mías, que tanta compañía -breve, pero intensa- me hicistéis, para conducir, para caminar, para vivir. Adiós zapatillas mías, que pude combinaros con toda mi ropa sin renunciar a ser yo misma. Adiós zapatillas mías, por todo.

Descansen en paz.

(pero no mucho, ya que he encontrado un par sustituto para ellas como digo en la primera línea Riendo)

P.S. En la foto: Las zapatillas primerizas.

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