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CUMPLEAÑOS INFELIZ

CUMPLEAÑOS INFELIZ

"Cumpleaños infeliz... tócate la... nariz..." Por no decir otra parte del cuerpo. Resulta que hoy es el cumpleaños de un chico que consideré mi amigo por unos cuantos años, y que sigo considerando hoy día; pero desde hace unos meses él ha decidido de poner tierra de por medio. De la manera más gilipuertas. Pero yo, como siempre, iré a lo mío y me vestiré de recuerdos. Y sin embargo no me dejaré invadir por la melancolía y la tristeza.

A este chico, que es de la provincia de Madrid, le conocí durante unas vacaciones de verano en la provincia de Alicante. Yo estaba con mis padres en un apartamento y él tenía el suyo propio. Bueno, de su familia. Y muchas veces coincidíamos a comprar el periódico, la comida... o en la misma playa. Resultó ser un chico bien majo, un buenazo; y así, nos dimos las señas y los números de móvil; ya que de aquella ninguno tenía Internet y cuenta de correo. Lo que yo pensé que sería un "rollito" (a pesar de que nunca hubo nada, ni allí ni más adelante) pasajero terminó convirtiéndose en una amistad verdadera. Nos llamábamos de vez en cuando, nos mandábamos postales o sms por el cumpleaños del otro... y al cabo de un año aterricé en Madrid con una excursión de la Universidad. Se lo dije y, casi año y medio después, nos volvimos a ver. Me llevó a su casa a las afueras de Madrid, vi otra vez a sus padres, me invitó a cenar, volvió a acompañarme en el coche a la vuelta al hotel... además de descubrir que guardaba todas mis cartas en una caja de fotos. Éso fue todo un puñetazo de placer. Me quedé petrificada y contenta al mismo tiempo.

Así pasaron otros tres años, casi cuatro, más. Hasta una tarde-noche fría de Noviembre del año pasado 2006. Como ya os he dicho, estoy en Madrid yendo a clase a preparar Oposiciones, y aproveché para llamarle y decirle que si nos podíamos ver. Lo había intentado más veces pero casi nunca podíamos, él porque salía tarde de trabajar y yo porque tenía el tiempo justo para llegar a coger el tren en Chamartín. Pues bien, quedamos después de clase en Serrano; pero me mandó un mensaje mientras estaba en clase diciendo que vernos mejor en el Santiago Bernabéu, ya que él es un socio-hincha-forofo-galáctico. Y de paso la susodicha parada de metro era a dos de las mías, de donde la estación. Pero no tenía que preocuparme, él me acompañaría en coche. ¿Conclusión? Salí tardísimo de clase, le avisé para decirle que llegaba tarde... y el móvil que no lo cogía. Pude hablar con él ya en el tren. Porque recibí un sms suyo en el medio tiempo diciéndome que se había marchado porque le había dejado más plantado que a una lechuga. No era cierto, evidentemente, y me pidió perdón. Yo también le pedí perdón por haber salido tarde, pero noté un resquemor en su voz que no me gustó nada.

Así pasó un mes y llegaron las Navidades... le llamé... le mandé sms... le dejé comentarios en su blog para saber que era de él... y me encontré que lo tenía todo apagado o que me borraba los comentarios. Hoy me he vuelto a rebajar en la más profunda de las miserias mandándole un sms -es su cumpleaños- y evidentemente no me ha respondido. ¿Qué opináis vosotr@s, queridos amigos? Yo no tengo ni palabras, os lo juro. Me da mucha pena, mucha, porque era un chico bien majo.

Lo que más me consuela es, aparte de su recuerdo, que hoy es el cumple de Ale, otro buen amigo. Pero ése nunca me va a fallar...

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