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- SAL Y AZÚCAR -

CÓMO CONDUCIR CON TACONES Y NO MORIR EN EL INTENTO

CÓMO CONDUCIR CON TACONES Y NO MORIR EN EL INTENTO

Ya es lo suficientemente difícil aprenderse de manera correcta -y aprobar- el código de la circulación, para despuès dar infinidad de clases prácticas con un profesor avinagrado-para posteriormente vértelas con un examinador igualmente delicioso, para que te apruebe después -no sin ciertas reticencias- para posteriormente tener en tu poder un papel rosa plegado en tres -ahora tarjetín cual de crédito (no das a ello) o de visita (¿de médico?)-

Y más aún si eres mujer y, aparte de tu hermosa L de novel (que no nobel, que yo sepa el carnet no te lo expiden en Suecia aunque en este santo país no tiene euro) debes de llevar otra L. La de lerda. Y la de lenta. Y algo más grande, que no se ve (¿o sí?), pero que se nota a leguas... me refiero a la tan tristemente conocida frase de "mujer al volante, peligro constante".

Como mujer y como conductora (y novel, ¡sigh!) me encargaré de correr ríos de tinta virtual diciendo que no somos tan malas conductoras (nos costará aprobar el dichoso carnet, pero luego no tenemos tantos accidentes como ellos. Que chulean de aprobar todo a la primera y luego no darse leñazos... habráse visto. Tendrán coco frío, tendrán reflejos... pero luego se cabrean si el de delante no se mueve, si les adelantan, si les pitan... se ve que la conciencia está ahí, raac, raac, remordiéndoles.

Que se jodan. Así saben lo que es perder los nervios al volante. Ah, y la L es un lastre, una vergüenza. ¿Conductor nuevo y por consecuencia, inexperto? ¡Ni hablar!

Conduzco con tacones, a las 8 de la mañana en una ciudad pequeña pero si hay embotellamiento no hay quien pare, con un sol puñetero que te deslumbra y te toca los ovarios, ni tu música favorita que sale de la radio o del cd que te has puesto para empezar bien el día no surte efecto. Pierdes los nervios como un hombre, pero sufres como mujer. Y chillas. Y pitas. Y dices tacos como una verdulera o como... un camionero. Aunque sólo lleves un biplaza.

Llevas tacones, te has pintado los labios y uñas, te miras por el retrovisor por si se te ha corrido el rímel, riñes al bebé porque no se está quieto, hablas por el móvil con tu mejor amiga de tu último ligue a pesar de que te quitan puntos... eres mujer.

Y conductora.

(en la foto: Tamara Lempicka en un autorretrato suyo de 1926. Una de las primeras conductoras, con carnet, tacones y muchos, muchios ovarios...)

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