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- SAL Y AZÚCAR -

PERO QUÉ HACES

PERO QUÉ HACES

Pero qué haces, loca, huyendo a tales horas. Para tal vez escapar, para quizá regresar y nunca volver. Nadie te obliga a echar tus alas a volar. Pero ya te han puesto unas ruedas y un motor, un movimiento que no posee ya marcha atrás. Sonríes pero lloras, no sabes si regresarás de tal viaje.

Por qué huir, por qué marchar. Sabes que lo necesitas, que volverás, que tal vez la vida te sonría después. Pero te asaltan los remordimientos, las cosas malas, las culpabilidades. Y echarás el cerrojo de esa habitación que volverá a perfumarse de olor infantil y de recuerdos lejanos. Dormirás en camas desconocidas, junto a un cuerpo que, en cambio, ya conoces prácticamente de memoria. Compartiréis risas y confidencias, sabréis lo que es el riesgo y todo se os pondrá a prueba. Para volver marcados con la señal del fuego.

Y quien no debería de saberlo lo sabe, claro que lo sabe. Disimula y se ríe, con toda su vida a través de una taza de café, mientras lo saborea como si fuera el manjar más exquisito jamás probado. Te invita, te da a probar. Tal vez seas tú la que invite y no la convidada. La tortilla se dará la vuelta por el otro lado y así se tostará, tal vez como tú. Serás bocado. Pero jamás abocado a un fracaso que se vislumbra una vez más.

Pero qué haces, loca, como un caballo que espera en celo su manada.

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