SECRETOS Y TRAICIONES

Éste es un secreto que me llevaré a la tumba, como tantos otros.

No me importará, porque no sabría cuál habría sido tu actitud. Puede que de sorpresa. Me mirabas desde la barra, con ojos golosos y puede que hasta con lascivia. Yo sacaba la lengua, reía, estaba juguetona... y el corazón a mil, sabiendo que podrías ser tú. Y ese platito rebosante con salchichas y patatas al ali-oli. Y tú, dulce e ingenuo tú, jugabas a no hacerte notar. A pesar de que estabas acompañado. Por un grupo de personas que vistas de espaldas me recordaban al ogro. Pero tú nunca fuiste ogro, fuiste princesita.

Llevabas la ropa que te caracteriza, esos ojos tristes tras unas gafas que miran muchas veces por semana informes que hay que administrar. Y yo llevaba ropa aniñada y pija, en los tonos con los que me viste pero no me conociste. Gris y negro y dorado. Mezclas de colores, mezclas de metales que como premios y como medallas que colgarse. Y lo dicho, con esas guisas quien nos iba a conocer, quién lo iría a decir que te tendría tan cerca y tan lejos a la vez.

Por éso te marchaste sin decirte adiós. Te volviste ogro y yo quedé como princesita, esperando tu vuelta. Y así seguiré. Hasta que tú, rana, seas príncipe... Para volver a verte con ojos golosos y con mi lengua lasciva que te recorrerá.