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- SAL Y AZÚCAR -

TIEMPOS DE GUERRA

TIEMPOS DE GUERRA

Día internacional de los Museos. Quién sabe si la noche blanca dejó para el arrastre el bolsillo... ah no, es que esta vez es gratis. Y luego quieren financiación de fuera. Pues que les den. Oh Dios, me voy por donde no quería ir. Bloqueo bloqueo bloqueo. Giro y no puedo. En fin. Que me cojo mis patas y llego, nunca mejor dicho, por mi propio pie. Qué colas tan tremebundas para ver algo igual de tremebundo, vaya por Dios. Y alguien que se le parecía ha terminado hasta por gustarme, mira tú por donde. Y un lugar común que no me atrae ni por asomo.

Al igual que el olor a barniz desaparecido, una señalética liante pero con iluminación agradable. Piensas en un sexo y un limón. Junto a ello, un plátano tirado y una botella de agua derramándose por momentos. Nunca las metáforas habían tenido tanto sentido, como cuando te tumbas en la cama desnuda, sólo para sentir placer, y... y... estos malos tiempos para la lírica nunca fueron buenos; ya lo decía Germán Coppini allá por 1983. Pero qué narices, tú también estarás allí antes o después. Y una música dulce te aturde, se te clava en tus oídos y tu cerebro. Al igual que estos visitantes que no saben cómo comportarse, leche, parece que están en su casa. Un poco de decencia, por favor.

Todo es igual de insulso y de repetitivo, pero no importa. Algo en blanco hay que sacar... y caras conocidas te parece ver, y otras que no lo son, las asocias con otras... en fin... lenguas extranjeras oyes y entiendes; pero ellos no lo saben; la frase mágica de "no se lo espera", te aturde de nuevo... platos... papeles...  dinero... todo terminará manchándose antes o después. Pero a todo le llega su final. Como a cada cerdo, su San Martín.

Sales con la sensación de que has perdido el tiempo, aunque la experiencia nunca fue tan religiosa, y tan mística a la vez... esos pequeños pasos, a pequeños pasos... otra vez ese limón y ese plátano que se baten en lucha tal el paraguas y la máquina de coser en la mesa de operaciones (sic) te viene en mente... como dijiste una vez, con tono agridulce... te buscaré... te buscaré y te haré tuya... en las selvas de Bormeo y en los anillos de Saturno...

Pero, a fin de cuentas, has pasado un día en el Museo.

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